miércoles, marzo 07, 2007

Fusión

Bajo un la luz de un farol, de la forma mas argentina, al estilo de un malevo, la conocí, misteriosamente ese día tenia yo mi sombrero bataclan, mis bigotes alargados y fumaba un habano que traía recuerdos de tierras mas equitativas pero mas pobres, azucaradas pero amargamente dulces, saco negro de solapa ancha, un pañuelo blanco, pantalón Oxford negro, que nada tenia que ver con lo demás, una camisa blanca tirando a celes, una verdadera maravilla del desteñido del bluejean y la estupidez de un bonaerense aporteñado, escuchaba un charleston acompañado de un bandoneón que me hizo pensar que el mundo estaba algo cambiado, mezclado, entré a un bar de jazz, llamado fusión, no por el estilo musical, sino por un famoso trago que solo allí se preparaba, me pedí uno y mirando hacia la derecha veo algo imponente, una verdadera belleza nativa de estas tierras, una mujer que merecía ese título, con su carita angelical, esos ojos inocentes, una boca provocadora pero tierna, y esas mejillas rosadas que parecían sacadas de un cuento para niños, una figura increíble, una verdadera delicia de curvas PARA nada ostentosas, recatadas arriba, voluptuosas mas abajo, ella toda era una invitación al placer de conocerla, sin necesidad de avanzar hacia lo carnal, era la verdadera preciosura porteña, con una contextura pequeña donde debía y generosa donde lo necesitaba, vestida con una remera y una pollera, de un color verde oscuro que solo daba sensaciones de esperanza. Éramos como veinte los que estábamos ahí mirándola, y esperando, sabíamos que el primero sería rechazado casi inmediatamente, porque una mujer así, sabe que ese es el que no resistió ninguno de sus encantos y ella no quiere un lambiscón como compañero. Ninguno nos atrevíamos a avanzar, hasta que saque fuerzas de donde no tenia, y me mandé primero, rogándole a una docena de santos que esa casería se me diera. Me acerque nervioso, algo totalmente fuera de mi costumbre, sobretodo porque nunca avanzaba en un bar, no era mi estilo, no sabia que decir, ni que hacer solo me acerque, me senté frente a ella, y le dije cuidándome de mirar siempre a sus ojos, todo lo que pensaba de ella. Se ve que era mi día de suerte o de que algunos de los santos se apiado de este gil, y la chica respondió con una sonrisa tierna, hablamos un par de horas, mientras los muchachos de la barra maldecían mi ascendencia hasta que se yo que ancestro femenino. Yo no me preocupaba, porque de la nada estaba tomando un excelente trago y con inmejorable compañía. Salimos del bar tomados de las manos, que cosa loca, en una hora ya pensé que estaba enamorado, y cuando ella tomo mi mano caminando hacia la puerta supe que ella sentía lo mismo. Fuimos a pasear por las plazas de buenos aires, no recuerdo en cuales estuvimos, pero se que mas de un prócer en su caballo deseaba estar en mi lugar y dejarme a mi bajo el bronce. La lleve a su casa, un departamentito que no compartía las cualidades de su dueña, pero que era un buen lugar para aprender a vivir. Nos besamos con una pasión fuera de lo común en mi, y por lo visto también en ella, cuando las cosas se estaban poniendo calientes, decidimos dejarlo para una mejor ocasión, sus viejos estaban adentro y mi casa no estaba cerca para poder pasar una noche como la que merecía tal encuentro y tan soberbia mujer, nos despedimos con un beso como el primero, tierno, tembloroso, un beso de enamorados que no saben que lo están, un beso que no podría olvidar. Me despedí diciendo que el lunes iría a buscarla, para poder recordar esa noche inolvidable junto a sus besos, y partí hacia mi casa con la sonrisa mas grande que jamás había tenido. Soñé todo ese fin de semana con esos labios, esas manos, esos ojos, ojos que nunca olvidaré. Llego el lunes y a la hora señalada partí hacia su casa con inconmensurables expectativas, pero llgue PARA encotnarla de la mano de un hombre, algo mayor que yo, no muy bien vestido, pero tenia algo que era encantador, la tenia a ella, abrazada como si fuera el único que pudiera tocar semejante pieza de arte que dios había puesto n al tierra para todos, me acerque y la salude, me lo presento como Osky, su novio, me dio un beso en la mejilla y se fue al cine, abrazada a este muchacho que yo envidiaba desde hacia una cuadra. Los vi irse caminado, los dos sonriendo, y yo me quede ahí, puteando para mis adentros, sin demostrar anda de lo que sentía, me fui hacia mi casa, caminado lentamente, llorando para mis adentros una pena de un amor que nunca habría sido, pero contentote haber tenido la mas romántica noche que viviría jamás, junto a una mujer que nunca seria mi compañera, así es la vida, me dije a mi miso, y me tire a ver televisión. -Cual cruel es el amor- me dije a mi mismo mientras me quedaba escuchado un tema de jazz, un tema de jazz donde sonaba un bandoneón...

Lean_lop

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